Diana Paola Montoya Vargas, una voluntaria que dedica su vida en encontrar soluciones habitacionales
Texto por Ángela Arboleda (Fuente original) Diana Paola, lleva la mitad de su vida al servicio de los demás, incluso escogió una carrera profesional desde la cual, puede ofrecer más y mejores opciones de vida para población en extrema pobreza o en otro tipo de vulnerabilidad. Ella es arquitecta, es líder y es voluntaria de la Asociación Scouts de Colombia.
Al llegar a los 14 años, decidió que era tiempo de ayudar e inauguró un comedor comunitario en Sasaima, con el que ofrecía seguridad alimentaria a los niños del municipio. También realizó junto con un amigo, proyectos de reforestación y cultivos hidropónicos, para promover la naturaleza y los cultivos en las mejores condiciones.
Tiempo después, al momento de decidir que estudiar, quiso volverse profesional en Arquitectura para poder ayudar a mejorar la calidad de vida de miles de familias, durante este periodo fue voluntaria de la Oficina Social, donde asesoró familias de bajos recursos en legalización de predios, trámites en curadurías y levantamiento y dibujos planimétricos, entre otras gestiones.
Así mismo, cuándo terminó su carrera, sintió la necesidad de expandir sus acciones voluntarias con proyección e impacto más grande; fue el momento en que ingresó a ser parte de la Fundación Catalina Muñoz, dónde ayudó a la formulación y sostenimiento de programas dirigidos a la construcción de soluciones habitacionales y afines.
De hecho, algunos de las estrategias que ella lideró, tuvieron que ver con el uso responsable de elementos para fabricación, tales como huertas urbanas con materiales pet, (con las que se ofrecía a las familias una oportunidad de negocio auto-sostenible y seguridad alimentaria), y soluciones habitacionales a familias en pobreza y pobreza extrema, (construyendo viviendas de interés prioritario en materiales prefabricados con voluntariado corporativo, juvenil, escolar y secular).
Sin embargo el proyecto más recordado por la preponderancia y el reconocimiento recibido a nivel nacional, fue el que desarrolló con la Fundación “Litro de Luz”, para proveer de luz solar que reemplace la energía eléctrica, a los hogares que no cuentan con la instalación de dicho servicio público.
La ingeniosa solución que encontraron para esto, fue instalar botellas pet con agua y cloro en los techos, que reflectaron la luz solar. También instalaron postes de iluminación con paneles solares, enseñando a las comunidades el poder de la innovación al servicio de la sociedad.
Es justamente esta organización “Fundación Litro de Luz” en dónde desarrolla su voluntariado actualmente, y en dónde es la líder nacional encargada de la formación y motivación del trabajo desinteresado.
De manera paralela, formuló un proyecto en su grupo scout, en dónde recolectan libros para escuelas y centros comunitarios, y promueve la construcción de mobiliario con material reciclado, desarrollando también talleres de lectura, culminando cada ciclo con actividades de campismo.
Cabe destacar, que cada una de las acciones que Diana ha realizado a lo largo de su voluntariado, se caracterizan porque han marcado de manera significativa las vidas y el desarrollo de las comunidades que ha intervenido.
Finalmente, en cuanto al alcance de las acciones llevadas a cabo por la voluntaria galardonada, hay que decir que las comunidades favorecidas se extienden alrededor de todo el territorio colombiano, en ciudades como: Bogotá, Soacha, Cali, Yumbo, Buga, Cartago, Pasto, Medellín, Puerto Colombia, Cartagena, Siapaná, Riohacha, Puerto Guzmán. Todas desarrolladas para comunidades en condiciones de vulnerabilidad o barrios insurgentes o considerados de invasión, o espacios de educación y formación para los jóvenes voluntarios que ha liderado.
En la actualidad no es posible determinar la cantidad de personas que se han visto beneficiadas por las acciones realizadas por Diana, pues ha sido un viaje de exploración a lo largo de muchos años, en los cuales miles de historias han cambiado sus rumbos
